¡Vamos México!

Casi dos meses pasaron desde que nuestro país se clasificó al torneo de futbol más importante del mundo y al fin sabemos los equipos que el destino nos puso enfrente. Mucho se especuló de lo que podría acontecer, que si se podría repetir la hazaña de ser cabeza de serie, que la categorización geográfica nos perjudicaría y al fin todo se resume en 3 palabras: Sudáfrica, Uruguay y Francia.

Es de llamar la atención la pesimista respuesta que, en general, ha tenido el pueblo mexicano ante los resultados del sorteo; la sonrisa que todos teníamos al ver que nuestra “pelotita” nos ponía en el grupo del anfitrión, se borró en la mayoría al ser destapado Francia para completar el Grupo A.

Unas horas después del sorteo, pareciera que la Francia de Henry es el equipo más poderoso del mundo, y se convirtió a Uruguay en un poderosísimo toro de combate con el que difícilmente podremos sumar más de un punto. Y hay gente que todavía se pregunta ¿Por qué México sigue siendo un país chico? Está más que claro que no podremos crecer y codearnos con los grandes (en cualquier aspecto de la vida) si nosotros mismos nos creemos inferiores; históricamente hemos demostrado capacidad para salir adelante y si hemos tropezado es por nuestra propia mentalidad.

Sólo para comprobar que la mente del mexicano está exagerando la dificultad del grupo, les dejo algunas curiosidades de nuestros rivales en turno:

Sudáfrica, como anfitriones y al festejar que se estará celebrando el primer mundial en suelo africano, se convertirán en unos auténticos guerreros que van a morirse en la cancha para poner muy en alto a su país y continente; pero eso no les quita la inocencia que da la falta de experiencia; por eso el factor mental y táctico será de crucial trascendencia.

Si bien, nunca nos hemos encontrado antes, pareciera un rival a modo para estrenarnos en la justa mundialista.

Uruguay, definitivamente es el rival más comodo que le pudo tocar a México, considerando que al estar en el grupo de Sudáfrica, tendríamos que enfrentar a un sudamericano. Ayer por la noche todos lo hubiéramos seleccionado como rival y por mucho, pero hoy que lo tenemos enfrente, el pesimismo y la mediocridad nos hacen temerle, siendo que desde 1966 que nos enfrentamos en Inglaterra, nunca nos han ganado un partido oficial.

No se puede tampoco pretender que tenemos enfrente un flan, pues Irán y Angola no están en este mundial, pero es un partido del que se tienen que rescatar los 3 puntos.

Francia, en el papel el más poderoso de todos (la FIFA lo califica séptimo del mundo), tiene un impresionante 70% de efectividad en mundiales si tomamos en cuenta de 1998 a la fecha, ¿pero acaso no notamos que cuando no han contado con Zidane esa cifra disminuye casi al 50% y su producción goleadora baja a la mitad? (Zizou metía uno de cada tres goles de su escuadra en mundiales)?, ¿Qué cuando Zidane no pudo ver acción en Corea-Japón, Francia quedó en lugar 28?, ¿que antes de 1998 (en que llegaron al mundial vía invitación por ser anfitriones), acumulaban 12 años sin jugar un partido de Copa del Mundo?, ¿Qué después de que su gran astro se retiró tuvieron que requerir de “una manita” en tiempos extra del repechaje para calificarse al mundial? (apuesto que si el rival en turno fuera Irlanda, la preocupación sería infinitamente menor, siendo que en la cancha son iguales, que ironía).

Es cierto que nunca le hemos ganado a los galos, pero también hay que recordar que desde la última vez que los enfrentamos en esta instancia han pasado ya más de 40 años.

Se acabaron los pretextos señores, llegó la hora de demostrarle al mundo de qué estamos hechos, de que se den cuenta que en México levantamos la mano y queremos ser parte del selecto grupo de equipos que han levantado la copa, y para esto tenemos que creerlo nosotros mismos primero. Sudáfrica será nuestro mundial

Qué raro es que mientras el mediocre, el pesimista y el miedoso están preocupados por los rivales en turno, el inteligente, el que se salió del molde, el ganador, el Vasco, tenga una enorme sonrisa.

¡Vamos México!

PD: Eres grande Aldo.