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Hace 4 meses, como cada semestre, la ilusión de la afición felina estaba por las nubes. Refuerzos importantes para el equipo, un entrenador con carrera corta pero efectiva, sangre nueva en la presidencia del equipo y el campeonato obtenido en la (menospreciada) Superliga, reactivaban el ya trilladísimo "Este torneo es el bueno, ahora si lo ganamos”.
Cual programa del Chavo del 8, el final del torneo puede ser fácilmente adivinado por un aficionado que lleve 6 meses de naufragio en Islas Canarias. Una vez más se tienen resultados mediocres, escasas (por no decir nulas) alegrías a la afición, un torneo sin Liguilla y el fracaso que se esconde detrás de un premio de consolación en la tabla de cocientes, tan insípido como un taco de frijoles sin frijoles.
Lo que no deja de sorprender es que afición y prensa estén prácticamente crucificando a Daniel Guzmán y compañía por estas 16 fechas, como si se les hubiera entregado un equipo acostumbrado a pelear la parte alta de la tabla y lo tuvieran al borde del descenso (¿Qué estarán haciendo hoy Trejo y Gallego?).
Y es que basta con dar una pequeña repasada a los últimos torneos para comprender que, como todos unos caballeros, los Tigres no tienen memoria. La cosecha promedio de puntos de los últimos 6 torneos no da ni si quiera para llegar a 19. De hecho, de rescatar los 3 puntos en Pachuca (lo cual no se ve del todo descabellado dada su notable baja de juego), los otrora universitarios estarían llegando a 24 unidades, que si bien sigue siendo un fracaso, se convertiría en uno de los mejores torneos para Tigres en los últimos años.
Y es que así como es cierto que en los últimos 11 torneos, los felinos han alcanzado 4 veces la fase final (incluyendo una semifinal), también es cierto que en ese mismo periodo han sobrepasado la marca de los 24 puntos solamente en una ocasión (y sólo por 2 míseros puntos).
Por eso me pregunto, ¿realmente el entrenador es el culpable?, ¿no será que entre afición, prensa y jugadores hemos hecho todo para llevar a este equipo al fracaso? No creo que se pueda olvidar tan fácil las mismas críticas que se hacían al juego defensivo de Ferreti (una final + una semifinal), o al supuesto nepotismo de Leonardo Álvarez (Liguilla + 4tos en Libertadores). En aquellos tiempos los Tigres eran exitosos y nadie estaba contento.
Después de hacer un análisis a fondo de la situación, me queda claro que más allá de ser un rotundo fracaso esta campaña es “una más”; no es un torneo mediocre, más bien es un equipo mediocre jugando su torneo.
Señores Tigres, si quieren dejar de sufrir y ver a su equipo levantando copas, empiecen a seguir al Barcelona.
Cual programa del Chavo del 8, el final del torneo puede ser fácilmente adivinado por un aficionado que lleve 6 meses de naufragio en Islas Canarias. Una vez más se tienen resultados mediocres, escasas (por no decir nulas) alegrías a la afición, un torneo sin Liguilla y el fracaso que se esconde detrás de un premio de consolación en la tabla de cocientes, tan insípido como un taco de frijoles sin frijoles.
Lo que no deja de sorprender es que afición y prensa estén prácticamente crucificando a Daniel Guzmán y compañía por estas 16 fechas, como si se les hubiera entregado un equipo acostumbrado a pelear la parte alta de la tabla y lo tuvieran al borde del descenso (¿Qué estarán haciendo hoy Trejo y Gallego?).
Y es que basta con dar una pequeña repasada a los últimos torneos para comprender que, como todos unos caballeros, los Tigres no tienen memoria. La cosecha promedio de puntos de los últimos 6 torneos no da ni si quiera para llegar a 19. De hecho, de rescatar los 3 puntos en Pachuca (lo cual no se ve del todo descabellado dada su notable baja de juego), los otrora universitarios estarían llegando a 24 unidades, que si bien sigue siendo un fracaso, se convertiría en uno de los mejores torneos para Tigres en los últimos años.
Y es que así como es cierto que en los últimos 11 torneos, los felinos han alcanzado 4 veces la fase final (incluyendo una semifinal), también es cierto que en ese mismo periodo han sobrepasado la marca de los 24 puntos solamente en una ocasión (y sólo por 2 míseros puntos).
Por eso me pregunto, ¿realmente el entrenador es el culpable?, ¿no será que entre afición, prensa y jugadores hemos hecho todo para llevar a este equipo al fracaso? No creo que se pueda olvidar tan fácil las mismas críticas que se hacían al juego defensivo de Ferreti (una final + una semifinal), o al supuesto nepotismo de Leonardo Álvarez (Liguilla + 4tos en Libertadores). En aquellos tiempos los Tigres eran exitosos y nadie estaba contento.
Después de hacer un análisis a fondo de la situación, me queda claro que más allá de ser un rotundo fracaso esta campaña es “una más”; no es un torneo mediocre, más bien es un equipo mediocre jugando su torneo.
Señores Tigres, si quieren dejar de sufrir y ver a su equipo levantando copas, empiecen a seguir al Barcelona.
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